Desenjambradas se santiguan
las abejas en las trompetas
del estramonio.
Miel de brujas,
primera luz del día,
antes de que el azul
se derrame en su flor y nos inunde.

En Miel de brujas, su autor desnuda la poesía para acercarnos a una lírica transparente y esencial. Su verso leve, emotivo, tembloroso, machadiano nos invita a contemplar de otra manera los pájaros, los árboles, la brisa, el agua, para vivir, para amar, para morir, porque somos naturaleza. Y el lector se sentirá felizmente arrastrado a danzar, como las abejas, de poema en poema, y a posarse un instante en cada hoja, en cada pétalo, en cada pistilo, para disfrutar en silencio con la belleza de los amaneceres, de las puestas de sol, del vuelo de las aves. En sus páginas encontraremos una poesía necesaria, de imprescindible palabra, capaz de alejar nuestro temor a la muerte, siempre difícil e inevitable, y de proporcionarnos la gozosa serenidad de sabernos inmanentes a la naturaleza.